Toda contienda política es obra terrenal, no espiritual, pero eso no nos abstrae de nuestra responsabilidad de iluminar el ámbito político con las verdades de nuestra fe cristiana.

El día que la política sea asumida por gente que viva intensamente su cristianismo, los frutos generados de esa actividad serán frutos espirituales, que no quepa duda.

Lo que está sucediendo en este proceso electoral es que, los apasionamientos a los que se ha llegado, hace que muchas personas importantes extralimiten sus acciones más allá de lo razonablemente permitido exponiéndose  a ser considerados como uno más de tantos.

Este es el momento en el que fieles a nuestras verdades cristianas, en lo queda de este avatar político, actuemos y demos testimonio de fe y vida, de tal forma que a la hora de votar podamos discernir entre lo malo y lo bueno, entre lo transparente y lo corrupto, entre la vida y la muerte. Este propósito terrenal iluminado por el cristianismo  no excluye a quienes aún no están convencidos  de la existencia de Dios, pero que en su vida dan señales inequívocas de respeto a la dignidad humana y sujetos a una verdadera escala de valores, al fin y al cabo sólo Dios los podrá juzgar.

Todo lo dicho en esta nota va relacionada con el actuar de algunos dirigentes cristianos que públicamente han tomado partido. Por respeto a su jerarquía, obvio a nuestro Pastor, pero sí comento el desempeño de un laico ligado al Opus Dei que ha hecho política durante varias décadas.

Rafael rey, numeral de ese movimiento cristiano, ha optado por Keiko Fujimori y es más, hace las veces de su vocero y también las de defensor de los despropósitos de sus compañeros de partido. Para cumplir con esos encargos, me imagino voluntarios, algunas veces se muestra ignorante de hechos y en otros casos, dice verdades a medias. Decir verdades a medias es mentir, mentir es pecado, y quien peca es pecador, de allí que Rey es mentiroso y pecador. Grave, muy grave es esta postura por  cuanto quiéralo o no, él es un referente cristiano metido de pies a cabeza en política, no es un verdadero ícono para quienes somos solos simples.